Corazon del monte
donde la arboleda reina
y la fragancia a laurel
crece hasta el narcotico.
Donde el grillo del silencio
se expande
hasta la orilla del alma
En el seno
de humedad vegetal
mi vida espera,
crece y ondula
en temblor quieto.
Volatiles presencias
juegan entre las ramas
donando al aire
su murmullo sensual
Troncos retorcidos
por el peso del tiempo
buscan la luz
en fuga triunfal de la sombra
Y cuando el sol
invade sus meandros
entibiando la raiz salada de
su embrujo
saltan chispas de regocijo,
mariposas amarillas
que se funden al calor del
verano.
Y el bosque
es mi tibio refugio
al que las estrellas
apenas osan develar.
RICARDO COPLAN
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